[SPA] Obsesionad+s
Entregándole a la moda nuestra capacidad de pensar.
Os he dicho alguna vez lo mucho que me gusta la moda? Pues sí, me encanta, si tuviese que elegir un arte, un medio con el comunicar emociones o una herramienta de auto expresión, elegiría sin dudarlo la moda, sin pizca de vergüenza o culpabilidad. Pero me molesta profundamente lo mucho que permitimos que ésta enrede con nuestras mentes. La moda es como el dinero, no es una cosa buena o mala en sí misma, pero hay que tener cuidado con ella porque puede resultar tan empoderadora como debilitante.
Aprovechando la excusa del retorno de Phoebe Philo voy a hablar de una de las cosas más chungas de la moda, os pido disculpas porque aunque por un lado llevamos una semana que no hay quien evite el tema y nos sale por las orejas (no es que yo vaya a ofrecer nada nuevo al respecto, pero tengo que echarme esta pataleta), por otro entiendo perfectamente la locura, las prendas son divinas, están maravillosamente fotografiadas y casan a la perfección con los valores de la diseñadora y su estética, más algunos updates de última hora que le hacían falta.
El texto resumen de este espacio dice: “Esta newsletter es una mirada a la industria de la moda desde dentro, más los altibajos y la libertad de no tener que estar obsesionada”. A menudo pienso si el último trozo, sobre la libertad de no estar obsesionada tiene sentido para alguién más que para mí. Me explico, cuando empecé mi carrera en el Reino Unido me bebía las revistas y todo el contenido de moda que caía en mis manos. Las cabeceras de entonces (y aún hoy) solían decirle a sus lector+s cuáles eran las prendas o accesorios por los que perder la cabeza, escribiendo frases del tipo: “Los zapatos/abrigos/etc. que nos obsesionan/vuelven locas/por los que babear esta temporada” Yo me preguntaba si para ser parte de la industria de la moda esto de obsesionarme iba a ser algo que tenía que plantearme seriamente. A mí me interesa la moda por su creatividad enorme y como vehículo de auto expresión, nunca he encajado bien con las tendencias, las uso como herramienta de trabajo pero no como santo grial de lo que hay que ponerse. También es verdad que soy una “afortunada” en cuanto a que siempre he sabido lo que se lleva, primero fue instinto, luego profesión, y aunque ese no sea el caso para mucha gente, me pone de los nervios esta forma de hablar de las revistas, como si l+s lector+s fuésemos una panda de descerebrad+s.
¿Y qué tiene todo esto que ver con el regreso de Phoebe Philo? Pues porque lo peor de esta idea de obsesión está en el centro de la conversación sobre su vuelta a la industria. Para los no iniciados, Philo es una diseñadora de culto que ha influido tanto en moda que las tendencias y siluetas actuales no se pueden separar de sus ideas. La mayoría de las marcas más codiciadas de hoy están en deuda con ella, ya sea porque sus diseñadores fueron sus protegidos en algún momento (Rokh, Daniel Lee o Peter Do) o porque tomaron su estética y desarrollaron una versión propia de ésta (Khaite, A.W.A.K.E., The Row). Es tan importante que incluso se creó una base de fans con su nombre, como si de una estrella del pop se tratase: Las Philofilas, quienes lloraron su pérdida como si hubiera muerto su abuela cuando Philo dejó Celine hace 6 años para dedicarse a otros menesteres. Los precios de reventa que alcanzan las prendas de Celine diseñadas por Philo son sumas nada despreciables y siguen subiendo. El pasado lunes, tras casi un año de espera desde que anunciara su regreso, se lanzó por fin su marca homónima con el respaldo de LVMH. Las 104 piezas se pusieron a la venta exclusivamente por Internet y a pesar de tener unos precios para salir huyendo, se agotaron ese mismo día.
Phoebe Philo desarrolló su estatus de diseñadora de culto como icono y pigmalión de mujeres de éxito que se visten para sí mismas, que valoran sentirse guapas o sexys según sus propios estándares y que ignoran los dictados de la mirada masculina, tan a menudo la norma en una industria dominada por diseñadores masculinos que dicen amar a las mujeres pero carecen de experiencia personal al respecto de cómo una mujer ve el mundo y a sí misma. El tema de la mirada masculina y la moda es bastante complejo, quizá hable de ello en otra ocasión... Es obvio que las mujeres pueden ser comprendidas por los hombres y viceversa, pero la forma en que los hombres diseñan para las mujeres es muy diferente a la forma en que las mujeres lo hacen, sirvan como ejemplo Donna Karan, Miuccia Prada o Rei Kawakubo, Donatella Versace entra en otra categoría, así que la dejamos ser.
¿Será que a las Philofilas se le ha ido la cabeza con la vuelta de la diseñadora a la escena de moda? Con todA la moda hablando de lo obsesionado que estaba el mundo entero con esta colección, incluso antes del lanzamiento, a mí me da un poco de pena todo. No es por la ropa, sino por el fenómeno en sí y por cómo tanto la marca como los medios de comunicación lo han gestionado. Quizá me he equivocado yo, por considerar a las compradoras como gente con vidas, que ni podrían ni querrían pasarse horas sentadas mirando fijamente a las pantallas de sus ordenadores, refrescándolas sin parar hasta que saliera la colección a la venta, como si fueran un grupo de adolescentes haciendo cola en Supreme en 2017. O simplemente será que la locura por tener algo de Philo ha llegado a ese punto en el que los especialistas en reventa online son muy conscientes de dónde está el dinero.
Según Google, la palabra obsess viene del latín obsidere que significa lo contrario de sentarse (esto es bastante gracioso), y en inglés tardío y medio significa estar embrujado o poseído por algo, en español se refiere a una idea, palabra o imagen que se repite en la mente con independencia de la voluntad. Por lo tanto, cuando nos obsesionamos con un producto, la idea es que nuestras mentes y voluntades quedan tomadas por un artículo o una tendencia, y por ende, por la gente que gestiona esa(s) marca(s). Quizá lo que realmente nos obsesiona y nos posee es la sensación de que nunca somos lo bastante buen+s tal y como somos. Y ell+s hacen dinero a paletadas mientras tanto.
Esta semana me he encontrado con algunas cosas que me gustaría comentar:
Según Understitch, Philo diseña para la "feminista intelectual".
No puedo creer que ninguna feminista intelectual pasada la treintena (las mujeres para las que supuestamente diseña Philo) llegue a esos extremos para comprar una prenda de ropa. Y cuando lo hacemos, me pregunto qué nos ha dado. ¿Es la calidad de la ropa lo que vale un buen mordisco a un salario anual decente? ¿Es el estatus que nos da poseer una de sus prendas, tan caras y codiciadas? ¿Estamos invirtiendo para nuestra vejez? ¿O es que nos negamos a que nuestra mente racional se involucre lo más mínimo cuando estamos comprando aquello que casi nadie puede permitirse?
Según Vogue, la colección es "Una nueva fórmula: hombros redondeados, pantalones sastre y tacones altos inolvidables", "Una anti tendencia" y "Un guiño a la sostenibilidad".
¿Es de verdad una nueva fórmula? A ver, si eres de Marte y aterrizaste en la Tierra el domingo pasado, sí. Como decía antes, muchas marcas de culto ya ofrecen esta silueta, que por supuesto fue idea de Philo, pero llevamos ya unos cuantos años nadando en un mar de hombros redondeados, pantalones sastre y tacones de puntera cuadrada, así que aunque ésta era de hecho una nueva fórmula cuando ella tomó el timón de Celine, difícilmente puede considerarse como tal hoy en día.
En cuanto a la anti tendencia, definitivamente lo era entonces, pero con respecto a la moda de hoy… ya he dicho todo lo que quería decir.
Este último guiño a la idea de sostenibilidad me pone de los nervios, lo pone también en la propia web de la marca, la cual explica que han hecho una producción reducida para evitar excesos de stock, pero si tenemos en cuenta la velocidad a la que se agotó la colección puesta a la venta, probablemente hayan hecho una producción bastante pequeña con la intención de crear demanda y por lo tanto impulsar el valor a través de un muro de exclusividad. Puede que sea cierto que no querían arriesgarse a acabar con montones de producto sin vender, pero lo dudo. Llamarlo sostenible es greenwashing en toda regla.
Nuestro mundo es muy diverso y profundamente conflictivo, por supuesto a mucha gente le importa un bledo la nueva colección de una diseñadora de culto, como es muy normal. Pero cuando se trata de la gente a la que sí le importa, yo incluida, tenemos que ser realistas. Dejando a un lado a quienes compran con la intención de revender para lucrarse ¿qué dice esta obsesión sobre las mujeres que esta semana lucharon por comprarse alguna prenda de Phoebe Philo con los ahorros de un año, en particular las mujeres informadas, las que valoran la calidad por encima del bombo publicitario, las que toman sus propias decisiones, las llamadas Philofilas? ¿Son las clientas originales de Philo o esta locura lo ha engullido todo y compramos por su estatus de culto, porque como dicen las revistas, es momento de estar obsesionadas y no podemos sentarnos hasta que poseamos una prenda de Philo y cuestiones como el dinero o elucubraciones filosóficas nos importan un pepino? ¿De verdad creemos que seremos más alt+s, más guap+s, más list+s o simplemente una mejor versión de nosotr+s mism+s si lucimos culazo por debajo de una cremallera abierta?
Querid+s ¿qué opináis? ¿Me equivoco o estoy soltándole un sermón al coro? Os leo en los comentarios y como siempre, el amor y la apreciación es lo mejor que podemos dar, así que dadme un like, comentad o compartid.
¡Feliz finde!