[SPA] OJO
La temporada de desfiles, lo que veía entonces y lo que veo ahora.
A ver gente, notición! Estamos en plena temporada de desfiles. Mientras, en otras partes del mundo-moda la realidad es muy distinta: ocho horas al día fotografiando ropa en un sótano. Así me he pasado la semana. Es curioso como es la vida, la anterior fue un momento increíble y feliz haciendo una episodio en directo de La Moda que Nos Parió en las oficinas centrales de una empresa de accesorios en Alicante ante un público bastante entregado. Así estoy, de un lado a otro del espectro de la moda. Pero la verdad es que me encanta esta variedad y me siento súper afortunada porque no hay dos días iguales.
En fin, que he estado agotada e intentando por todos los medios que no se me pasara la fecha límite para esta newsletter, cosa que al final ocurrió; hoy es domingo en lugar de sábado, pero estaba muerrrta y el viernes por la noche lo que me apetecía era tomarme una copa de vino y comer queso mientras charlaba con mi amiga Gema por Facetime. No quedamos en persona porque yo estaba empeñada en cumplir el plazo, pero ya ves, no pudo ser.
Además, esta semana ha sucedido una cosa muy especial, mientras que la temporada de desfiles se va desarrollando para el Mundo y en medio de mis esfuerzos con las fotos de ropa durante el día y la preparación/planificación de esta newsletter por la noche, me reencontré con una de mis mejores amigas de la adolescencia después de 17 años separadas. Diecisiete años es un huevo de tiempo. Me hizo muy feliz. Quizá os cuente más de esto en el futuro, pero hubo una historia que me contó que a mí se me ha olvidado por completo y que es perfecta para el tema de hoy.
Cuando empezaba en moda me invitaron a un desfile y me la llevé conmigo, por lo visto cuando ella apareció le eché la bronca porque llevaba puesto el mismo vestido que había estado poniéndose todo el verano, supongo que pensé que no había hecho un esfuerzo, o alguna tontería similar. Era un vestido blanco hippie bastante bonito, tipo camisón, no recuerdo la historia en sí, pero sí el vestido, y aunque probablemente no era "apropiado" en términos de la moda en ese momento, estoy segura de que ella estaba preciosa y que yo estaba siendo una snob. Me disculpé y nos reímos, recordando también a otro amigo mío que solía venir a los desfiles descalzo (de verdad) durante una fase suya de conexión con la Tierra que duró unos cuantos años. Me temo que también debí regañarle a él, pues hace poco me soltó algo al respecto. Sé lo que estás pensando, y no, no fue por eso que luego ya no nos vimos en tantos años, jajjaj!
Es increíble lo mucho que han cambiado mi perspectiva y mis prioridades desde aquellos primeros tiempos en la industria, cuando toda yo deseaba formar parte de ella: Quería encajar, hacerlo todo, ir a todos los eventos, a todos los desfiles, a todas las presentaciones. Para mí, los desfiles simbolozaban el epicentro del estilo, la individualidad y la alegría de vestir, eran toda una razón en sí para trabajar en moda. Hoy no tengo la misma fe ni tanto tiempo para ir, maquearme a tope tampoco es ya algo que haga concienzudamente, pero quería hacer un pequeño análisis del esta parte de la industria de la moda, por mi yo becaria, tan llena de ganas y todavía sin demasiados arañazos.
El mes de la moda ocurre dos veces al año en las capitales de la moda, y suele contar con la asistencia de un grupo muy específico de personas: celebrities, editor+s de revistas y periódicos, comprador+s e influencers. Y eso es todo. El resto de la gente que va a los desfiles o va a uno en concreto para apoyar a un+ amig+ o a un compañer+, son estudiantes que se las han arreglado para colarse, fotógraf+s de street style que hacen su "quién es quién" o están trabajando (model+s, fotógraf+s, equipo de producción del desfile, relaciones públicas, estilistas y vestidor+s, equipos de MUAH, etcétera) y son l+s más.
En esta temporada hay tres posibilidades para l+s profesionales de la industria:
1. Eres un+ becari+ que está empezando su carrera y te han invitado a los desfiles; lo das todo, te vistes para el evento, te llevas a tus amig+s más íntim+s y te preparas para vivir el santo grial: LA MODA (como en mi historia).
2. Trabajas en uno de los campos mencionados anteriormente, así que te arrastras de desfile en desfile, a medio camino entre amar todo lo que ves y odiar a todo el mundo por puro agotamiento, o tal vez incluso odiar todo y a tod+s a tu alrededor por las mismas razones. Tu memoria fotográfica, eso sí, en el caso de los redactores, debería ser estudiada científicamente porque es impresionante.
3. Trabajas en moda, pero no tienes tiempo ni energía para ir a la ingente cantidad de desfiles que se celebran en cada rincón olvidado de la mano de Dios que hay en la ciudad, y tienes trabajo que hacer, así que acabas viendo los desfiles en youtube, tagwalk o vogue.com cuando por fin terminas, o pillas partes de ellos mientras vacías la mente en Instagram. Te dices a ti mism+: Ya veré lo que necesito cuando realmente tenga que preparar unas fotos/evento/pon tu opción aquí. Y también está el mes de las presentaciones, así que ya te pondrás al día.
Por supuesto, yo he estado en las tres categorías, pero suelo encontrarme en la tercera, junto con una gran parte de los profesionales de moda. Trabajamos para que el sistema funcione, pero muy a menudo no participamos mucho en su fastos.
Por otro lado, está la cuestión de qué aporta esta locura de todo un mes de desfiles. Los diseñadores necesitan desesperadamente la cobertura mediática que pueden las semanas de la moda atraen, y lo mismo ocurre con los famosos e influencers. Las mega marcas aprovechan la oportunidad y la publicidad para continuar con su hegemonía, mientras que los propios eventos generan unos beneficios muy valiosos para las ciudades que los acogen. Y hasta aquí, todos contentos. Pero también existe el argumento, que comenzó durante la pandemia, de que estos eventos son altamente insostenibles, además, en lo que respecta a inclusividad y representación, la situación se ha estancado y las cosas no están evolucionando como se esperaba. Tamara Cincik, de Fashion Roundtable, da su punto de vista al respecto aquí con el que estoy súper de acuerdo.
Mi palabra de hoy es OJO, en el sentido de perspectiva, punto de vista y capacidad de diferenciar; uno de los talentos más valiosos de un buen profesional de moda e indispensable en lo que a desfiles se refiere. Hoy traigo el trabajo de Phil Oh, alguien que, en mi opinión, tiene un ojo muy particular. Es el fotógrafo oficial de street style de Vogue, lo cual dice mucho de cómo ha evolucionado ésta, aunque todavía quede camino por recorrer. Las fotos de Phil Oh reflejan la moda de una forma muy orgánica, totalmente integrada con el mundo que la rodea, me fascina buscar en sus imágenes a la persona a la que Phil Oh está realmente fotografiando. Porque tengo la sensación de que hay dos niveles en sus fotos, en uno están las personalidades que la revista quiere y el otro l+s sujetos que Phil Oh ve.
Cuando la persona es realmente especial, no hay nadie más para que ésta pueda brillar. Además tiene pinta de ser muy majo, porque casi todos sus retratad+s parecen encantad+s de verle. Su trabajo no sólo habla de la gente de la moda, sino que documenta cómo reacciona el mundo ante ell+s, e incluso nos revela cómo est+s protagonistas accidentales se están sintiendo realmente. Por otro lado tienen un sentido del humor genial, y eso me parece indispensable en moda. Me he reído mucho visualizándome en ell+s, no l+s protas, los otr+s.
Aquí so dejo con algunas de mis favoritas, los corazones por supuesto, son míos, el resto pertenece a Phil Oh y Vogue.
What do you think? I would really love to hear your thoughts on this. Happy Sunday, Misfits!