Llevo mĆ”s de 17 aƱos trabajando en esta industria. En este tiempo me han pasado algunas cosas espectaculares y otras bastante chungas. Llevo toda la semana dĆ”ndole vueltas a quĆ© es lo que iba a escribir, tengo algunas historias bastante chulas en la nevera, pero me estaba resultando imposible centrarme seriamente en ninguna de ellas. Esto lleva pasĆ”ndome ya unas cuantas semanas y aunque escribir siempre es un poco asĆ para mĆ, hoy de repente se me ha ocurrido que puede que la razĆ³n se deba a que hace tiempo que tengo sentimientos encontrados con respecto a la moda, o quizĆ”, mĆ”s concretamente, a mi trayectoria en ella. Finalmente he decidido dejarlo salir Ć”ntes de que me bloqueen y no pueda escribir nada mĆ”s.Ā
Yo no empecĆ© queriendo ser estilista, cuando era muy jĆ³ven yo querĆa ser escritora. Me encantaba crear personajes a los que se las hacĆa pasar canutas, poniĆ©ndoles en situaciones complicadas, absurdas or demasiado ridĆculas. No tenĆa problema en hacer que mis pobres personajes viviesen cosas estĆŗpidas o dolorosas, ahora me da escalofrĆos mi falta de compasiĆ³n hacia ellos y me doy cuenta de que no empatizaba porque era muy joven y no tenĆa ninguna experiencia de la vida. AĆŗn no sabĆa que la vida es mĆ”s como las negociaciones de un divorcio que como un affair apasionado.
Un dĆa
de repente no pude escribir ni una lĆnea, pasĆ³ otro y luego otro y otro, sonarĆ” raro pero recuerdo visualizar las palabras esfumĆ”ndose frente mis ojos antes de que tuviese tiempo de registrarlas, tenĆa un pedazo de bloqueo. Fue aterrador, sobretodo porque para entonce ya tenĆa formado un esbozo de mi personalidad en el que ESCRITORA ya era algo esencial y contar historias un modo de vida. Para no enrollarme, acabĆ© en Londres, en busca de propĆ³sito a la interesante edad de 21 aƱos. ConseguĆ mi primer trabajo en retail como dependienta de una zapaterĆa de lujo en Old Bond Street a la vuelta de la esquina de la desparecida sede de London College of Fashion y por otro lado conocĆ a una persona que me dijo que deberĆa ser estilista. PensĆ© que no perdĆa nada por intentarlo y solicitĆ© plaza, milagrosamente -considerando que no tenĆa ni pajolera idea de moda-, me aceptaron y la moda se convirtiĆ³ en mi nueva vida.
Acababa de encontrar un trabajo que valoraba la creatividad, la artesanĆa y lo mĆ”s importante de todo, la narrativa. PensĆ©, si no puedo escribir historias, por lo menos podrĆ© contarlas con imĆ”genes. AsĆ me enamorĆ© perdidamente de una industria en la que ademĆ”s he ido encontrando a mi familia elegida, una serie de personas bellĆsimas e inmensamente creativas que me inspiran y empujan a ser mejor cada dĆa. Pero esto no significa que fui feliz y comĆ perdiz. En aquel momento no tenĆa ni contactos ni conocimiento alguno sobre el campo en el que estaba entrando y mi visiĆ³n de la moda era muy poco prĆ”ctica. Sin embargo, como soy bastante cabezota y he sido bastante afortunada siempre, acabĆ© aprendiendo la profesiĆ³n, comprendiendo que la moda no es una arte, sino un arte aplicado (lo cual es una diferencia fundamental) aunque increĆblemente creativo y poĆ©tico en ocasiones, pero sobretodo, que es un negocio. La mayorĆa del tiempo que me he dedicado a esto, aunque entendĆa claramente el lado business de las marcas, no lo entendĆ del todo con respecto a mi negocio, nunca se me ocurriĆ³ tomar decisiones estratĆ©gicas o tratar a mis relaciones en la industria como contactos laborales. Por ello acabĆ© mucho mĆ”s embrollada emocionalmente en el follĆ³n de las cosas de lo que era necesario para mi propio bienestar.Ā
El mes pasado mis alumnas me preguntaron cuĆ”l habĆa sido el reto mĆ”s grande de mi carrera y aunque les hablĆ© con total sinceridad de algunos de ellos, no les dije que el mĆ”s gordo de todos habĆa sido aprender a separar mi identidad y mi sentido de valĆa de mi profesiĆ³n. Supongo que porque todavĆa estoy en ello. Y supongo tambiĆ©n que es por eso que mi a mente subconsciente le preocupa que si no hablo de moda, quizĆ” no tenga nada mĆ”s de lo que hablar. Aunque mi mente consciente sepa que eso es una autĆ©ntica chorrada.
Hace unos aƱos me ofrecieron una oportunidad increĆble en un proyecto largo, era un puesto de vestuario, pero no en moda. Lo aceptĆ© porque era un agrandĆsima oportunidad y porque por esa Ć©poca yo ya estaba quemada de trabajar sin descanso sintiendo que nunca llegaba a los objetivos que me habĆa fijado. QuerĆa probar algo nuevo y quizĆ” respirar un poco, tomar algo de distancia. Esto acabĆ© resultando una de las experiencias mĆ”s terrorĆficas de mi carrera, sufrĆ acoso y me sentĆ absolutamente incompetente y perdida. Con el tiempo, aquello acabĆ³ siendo una bendiciĆ³n pues me hizo comprender que tenĆa que enfocarme en lo que realmente me importaba, que era poner mi granito de arena para hacer una industria de la moda mĆ”s responsable y humana hacia sus trabajadores y el planeta. Finalmente me atrevĆ a crear un podcast, un proyecto editorial que llevaba soƱando desde hacĆa tiempo y que me hizo inmensamente feliz pero que hubo que pausar por cuestiones de tiempos y financiaciĆ³n. DespuĆ©s me ofrecieron cubrir una baja de maternidad en una empresa que me encantĆ³ y luego conseguĆ el trabajo de mis sueƱos en otro paĆs, el cual se volviĆ³ una pesadilla, asĆ que volvĆ a Madrid. Por supuesto, en los tres aƱos que duraron estas idas y venidas perdĆ la mayorĆa de mis clientes, ya que casi siempre he sido freelance. Y como luego estaba desempleada o trabajando como freelance, los puestos a jornada completa que podrĆa haber desarrollado con total competencia ni siquiera me entrevistaban. A esto le siguiĆ³ una Ć©poca larga con muy poco trabajo.
Estar sin trabajar te obliga a revisar todo lo que has hecho; me hizo agradecer los trabajos que me salieron de asistente, cuando Ć”ntes me hubiese sentido fatal, me hizo ver las oportunidades tan increĆbles que he tenido a lo largo de mi trayectoria, incluso cuando en la mayorĆa de los casos no supe sacarles demasiado provecho y me forzĆ³ a mirar de frente a todas las ideas sobre mĆ misma y sobre mis aspiraciones que me estaban asfixiando. Me dĆ cuenta de que mientras asistĆa (y de esto he hecho muchĆsimo, porque cuando estilistas o editores top venĆan a EspaƱa a trabajar necesitaban un estilista bilingĆ¼e, por ejemplo, yo) constantemente habĆa intentado ser invisible, no porque creyese que debĆa hacerlo, sino porque pensaba que eso era lo que hacĆa un buen asistente, destruyendo por el camino cualquier posibilidad de disfrute. A menudo me sentĆa frustrada con las dificultades que se presentaban, en lugar de darme cuenta de que eso es lo que un adulto normal enfrenta cada dĆa en su trabajo, pero lo mĆ”s importante, me di cuenta de que por mucho que la moda habĆa sido algo esencial para mĆ, yo habĆa elegido vivir, tener relaciones enriquecedoras y a mi salud mental como prioridades, y no habĆa sido consciente de ello para nada. Hoy en dĆa, mi sentido del humor, mi ego y mi amor por mĆ misma estan en un lugar mucho mejor. Pero todos estos altibajos me han generado un poco de sĆndrome del impostor. Nunca en mi vida habĆa sentido una cosa asĆ, tenĆa mis rabietas, pero jamĆ”s dudĆ© de mi valĆa como profesional. Ahora sin embargo, estoy redescubriendola desde un lugar mĆ”s humilde y verdadero.
Uno de los inconvenientes de esta situaciĆ³n es que la moda me importa mucho menos de lo que loĀ hacĆa, lo cual en realidad es hasta sano. TodavĆa me encanta, por supuesto que sigo teniendo las mismas opiniones con respecto a cĆ³mo las cosas deberĆan de hacerse y creo que existen creativos increĆbles que merecen ser celebrad+s (o criticad+s), pero me pregunto si te alieno o me alieno al convertirla en el centro de la conversaciĆ³n. Me pregunto tambiĆ©n si tiene sentido aƱadir ruido al ruido y si algo de lo que tengo que decir necesita de verdad ser dicho.
AsĆ que aquĆ estoy de vuelta en la escritura, sobre moda, pero sobretodo sobre vida, espero que esta vez con un poco mĆ”s de cabeza y compasiĆ³n. El otro dĆa una persona me preguntĆ³ como mantener un estilo propio con l+s client+s comerciales. La verdad que en aquel momento no supe cĆ³mo responder, porque las viejas creencias todavĆa estĆ”n ahĆ y no querĆa decir algo en lo que ya no creo realmente, pero me parece que ya he llegado a una respuesta. Tanto como estilista como persona, un+ no pierde su estilo, porque forma parte de aquello de lo estamos hech+s, del modo en que descodificamos y entendemos la vida. Sin embargo, l+s client+s no necesariamente es eso lo que mĆ”s valoran, sino lo fĆ”cil que hacemos que parezca el curro, cuĆ”nto sonrĆes y cĆ³mo resuelves el problema sin despeinarte demasiado. Durante la mayorĆa de mi carrera no fui consciente de esto y creĆa que me contrataban por lo bien que hacĆa mi trabajo y por supuesto lo hacĆan, pero debĆa haberme manejado con mĆ”s ligereza y haber sabido que lo que un+ es no puede ser alcanzado ni conseguido, porque ya se tiene y eso es lo que los demĆ”s valoran.
Gracias por leer, inadaptad+s. La semana que viene serĆ” menos intensa o no :) Os leo en los cometarios. Dadme un like o compartid si os nace.
Con cariƱo,
Patty
Ps. Gracias eternas
por liderar con el ejemplo.Ps. Thanks eternally
for leading with example.Ā